Catálogo de (per)versiones I
Quedamos en una cafetería. Llego tarde. Me espera sentado en una de las mesas del fondo. Su aspecto.. qué aspecto puede tener un contable jubilado de 68 tacos? Triste. Está nervioso. Hace tan sólo 9 horas que hizo el gran esfuerzo de su vida, tratar de resultarle apetecible a una tía de 31 años por un chat. Comienzo a arrepentirme de haber llegado hasta ahí, pero rápidamente pienso que puede ser divertido. Me acerco. Me ve. Me lanza una sonrisa bastante imbécil. Me da algo de pena. Sonrío. Saludos. Blablablá. Quieres algo de beber? Pido un refresco. Me habla durante un rato de su vida. Me cuenta anécdotas. Me aburre. Desconecto y me veo a mi misma hace 9 horas. Hastiada, fumando como un carretero y en el canal de sexo de un chat. Como siempre que me aburro, mi imaginación brota especialmente fértil y me seduce la idea de merendarme a un viejo. Nick: Maduroardiente.. lo suficientemente patético como para llamar mi atención. Éste mismo. Calentito, abuelo? El muy gilipollas me sigue el rollo. Es su día de suerte.
- Vamos a tu casa? Le interrumpo..
Estamos en su casa. Lamentable, como suponía. Sin más demora, decido ir directa a su habitación. Me había ofrecido algo de beber, pero pensó que la idea de meternos en su cuarto tampoco era mala. Me siento en una cama de 1.35 y me descalzo. Se queda ahí parado, con cara de idiota (la que tiene, pero algo más acentuada).
- No te vas a desnudar?
Titubea. Pero qué creía este viejo? Que me iba a tomar la molestia de tener algún tipo de prolegómeno con él? Seguro que aún conserva la esperanza de haberme gustado y todo. Infeliz.. Se quita la ropa y la deja cuidadosamente en una silla. Se acerca a mi y hace ademán de besarme. Me retiro. Está claro. Tiene la desfachatez de creer que puede gustarme. Lo cojo del brazo y lo tumbo en la cama. Agarro con mi mano derecha su mierda de polla y se la meneo un rato. Su vello púbico es canoso y espaciado. Sus huevos, colgantes y birriosos. Por algún motivo inexplicable, lubrico. Me sitúo a horcajadas sobre él y me empalo en su morcilla. Me contoneo fuerte y rítmicamente. No quiero que dure demasiado. El espectáculo que observo debajo de mi es repulsivo. Jadea nerviosamente y lanza gemidos con gorgoritos. Me imagino un kilo de mocos en su garganta y siento más asco todavía. Decido terminar de una vez. Me clavo hondo en ese pedazo de carne y hago un par de balenceos pélvicos determinantes. El viejo abre la boca como si hubiera sacado su cabeza de una bolsa de plástico asfixiante y lanza un largo "oooooorrrrgggggghhhh", y se queda seco. Ha terminado.
Me separo enseguida de su cuerpo y me pongo de pie, encima de la cama. Coloco mis pies en cada extremo de sus hombros. Me mira medio embobado, medio intrigado. Quiero hacerle evidente su incapacidad de provocarme un orgasmo.
- Hay sed, abuelo?
Y en el mismo momento en que se dispone a abrir la boca y responder, le suelto un reguero de orina. Impulsivamente cierra los ojos.
- Abre la boca, carcamal.
Y la abre. Y bebe. Y resulta maravilloso. Acabo de descubrirle una habilidad. Sabe usar la boca, para beber meado, pero bien usada al fin y al cabo. Noto unas repentinas contracciones vaginales, pero las reprimo. No tengo intención de regalarle mi orgasmo. No se lo ha ganado. Espero a que trague los restos de mi orina.
Ahora me mira detenidamente. Por un instante, nuestras miradas se cruzan de una manera romántica. Me sonríe. Le sonrío. Y justo en ese precioso momento, describo un "arg" nasal y le lanzo un escupitajo. Cae mitad en nariz, mitad en labios. Deslizo mi pie por su cara y se lo restriego de manera que gran parte entre en su boca. Traga, mamón. Traga mis mocos. Fin de la velada.
Me bajo de la cama. Limpio los restos de mi pie en su camisa. Me pongo las bragas y me calzo.
- Necesito un taxi.. tienes suelto?
Nota a pie: Dedicado en especial al niño "Valen".
Colgado por Gegen a las 14:52
