martes, marzo 27, 2007

Mermelade


Hay algunos relatos que se resisten a ser publicados. Se hacen hueco entre mis borradores, se acomodan y no quieren salir. Y allí se quedan, creciendo y cambiando cada día. A veces es por falta de tiempo, otras se quedan dormidos. Luego, llega el día en que los encuentro y tras perder la consciencia de su posterior publicación, los muestro crudos, tal y como son. Tal y como soy, sin disfrazar perversiones con palabras afectuosas. Dejo paso a mis contracciones vaginales y son ellas las que dictan puntos y comas. Terminado, releo y veo mi imagen. Mi propia naturaleza, la más básica. Y me siento tan desnuda que se hace casi imposible el botón de editar. Sólo casi.
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