lunes, mayo 15, 2006

Tragando plata


- Relaja las piernas
- No puedo
- Sí que puedes
A cuatro patas, tu culo me mira. Pocas veces vi alguno tan increíble como el tuyo. Con dos hoyos en la parte superior de los glúteos, y una bonita V cerrada en medio. Nalgas bien redondeadas que terminan en signo de interrogación, lo dicho, increíble. Además, generoso, le gustan tanto las caricias y los besos, como los mordiscos y azotes. Me avisa cuando quema y se vuelve muy rosado, casi se explica mejor que tu boca. Tienes un culo muy comunicador, y rico, además. Pero no voy a posarte ni los labios ni la lengua. Está frío y nervioso, así no.
Mini-masaje en círculos. Tienes las piernas demasiado tensas, y aunque me gusta verte así, temblando, te va a ser más fácil relajado. Ahora el aliado, aceite. A partir de la V, cayendo espeso hacia abajo. Abro un poco las nalgas, la izquierda, y con la otra mano, dos dedos, repaso contornos. Escupo, saliva y aceite. Y ya brilla.
- Date la vuelta
- Así duele más
- Pero puedo mirarte
Porque quiero mirarte. De espaldas al suelo y abiertas las piernas. Así fue como me follaste la primera vez, espatarrada en el suelo, mientras no dejabas de mirarme.
Poso mi mano izquierda en tu vientre y con la derecha agarro el consolador que me regalaste.
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