jueves, febrero 16, 2006

María V



Estamos las dos en mi cama. La he tenido así de cerca en muchas ocasiones. Nos hemos rozado las tetas cantidad de veces, unas sin intención, otras intencionadamente. También nos hemos tocado, más arriba, más abajo y nos hemos enredado en las bragas. Pero ahora es distinto. La tengo para mi, nadie más que yo va a mirarla, no tiene de qué avergonzarse. Entonces la escucho mientras me habla, le cuesta hablar tan de seguido, por eso me gusta escucharla. No interrumpo, sólo miro y escucho. A veces me fijo en sus labios, finos, pero muy brillantes. Me habla de sus cosas. Miro sus ojos, vuelvo a mirar sus labios. Ojos. Labios. Y bajo al cuello. Le tiembla. Frío? Subo un poco más la colcha y cubro sus hombros. Pero dejo a la vista su escote. Lleva un camisón de tirantes y le asoma parte de las tetas. Se da cuenta enseguida de que se las miro, y sube la colcha hasta cubrirlas del todo. Ella me ha dicho muchas veces que le gustaría tener menos tetas y que las odia. A mi me parecen bonitas. Sus tetas son grandes, como todo su cuerpo, dónde está el problema? Yo lo veo todo en armonía. No quiero tetas, ni culo, ni nada pequeño para María, porque ella es así, y me gusta.

- María, déjame tocarte..

(Me mira y no acierta a decir nada)

- Me he pasado todo el día pensando en que esta noche podría tocarte.
- Ya.. yo también.. y quiero, pero.. no sé..
- Si te sientes incómoda paro, pero déjame tocarte, por favor..
- Es que estoy.. como rara.. nunca he estado con una tía.
- No importa, yo tampoco estuve así con ninguna. Si lo prefieres, no hagas nada, déjame a mi.
(Me mira)
- Vale
Pistoletazo de salida! Alargo mi brazo y comienzo en su cara. Me gusta tocarla, con la yema de mis dedos, con el revés de mi mano. Su frente, retiro flequillo, sus cejas, poco pobladas, sus párpados, cerrados, sus pestañas, cortas y suaves (como de niño), el principio de su nariz, pequeña, pero larga. Bajo, me quedo en sus aletas, veo gotitas de sudor en la zona del bigote. Bajo, el borde de sus labios, cerrados, los rodeo, finos y muy marcados, ahora secos. Acerco mi cara, cojo sus labios con los míos, me quedo mucho rato así, rozando sus labios, respirando en su nariz. Bajo mi mano, por su barbilla, cuello, y espero donde puedo notar sus pulsaciones. Comienzo a sudar entre las piernas. Me acerco más, arrimo mis caderas a las suyas. Abre sus piernas, y entonces meto la mía entre las suyas. Muy pegadas, comienza a respirar más fuerte, su boca abierta, cerca de la mía, busco su lengua y nos chupamos las bocas, nos comemos, mientras agarro su pelo, fuerte, mientras sigo rozando con mi pierna sus labios por debajo de sus bragas mojadas. Tengo sus pezones duros en mis tetas, que suben y bajan, se retuerce mucho. La agarro por las caderas y la bajo. Me coloco sobre ella.

- Abre las piernas.
Echa su cabeza hacia atrás y se coge las tetas con sus manos. Está cachonda, y yo, mirándola así, debajo de mi.. buff, qué decir, pues que me muero. Ahora! Su boca muy abierta, y jadeando, la como.. su cuello, estirado, lo como.. sus tetas, todavía cubiertas con sus manos, aprieto, las como.. su vientre, moviéndose, izquierda, derecha, chupo.. chupo.. sus bragas, manchadísimas, se las baja un poco con la mano, termino de quitárselas. Le abro bien las piernas y miro. María tapa su cara con el brazo.

- Me gusta..
Cubierto de vello, sus labios hinchados.. y un hilo brillante cae de ellos hacia las sábanas. Lo cojo con mis dedos y lo llevo a mi nariz, luego a mis labios. Y bajo.. y allí me quedo, en su coño.. y lo como.. muy suave. Tenemos tiempo y no me importa pasarme la noche así, entre sus piernas.

María se corre en mi boca, mientras tira de mi pelo fuerte.
Londres 1997
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