lunes, febrero 13, 2006

María II


Era peluquera y esteticista. Un corte de pelo no le iba a pedir, acababa de cortármelo hacía poco. Ya está, las cejas. Aproveché el siguiente encuentro para soltárselo. "María, soy negada para arreglarme las cejas, me lo haces tú?"

Se acercó tímidamente, tenía que mirarlas bien. "No hay mucho que arreglar, están bien así, de verdad no sabes hacerlo? Para quitar cuatro pelos no necesitas saber mucho, es fácil" (alucinando me quedé después de toda esa retahíla de palabras seguidas, tan raro en ella). "Pues no, ya te digo, negada.. si quieres me lo haces y me enseñas para la próxima".. "Vale, voy a por mis pinzas, espera".

Lo ideal hubiera sido compartir ese rato nosotras dos solas, pero lamentablemente las "cotorras" de mis colegas estaban en el otro rincón del cuarto. Nos sentamos en mi cama.. "cómo me pongo?". María se sienta a "lo indio" sobre la cama y me dice que me tumbe boca arriba y que pose mi cabeza sobre el hueco de sus piernas. Con la mano izquierda coge mi barbilla y la sube un poco más arriba, y con la derecha, pinza en mano, empieza la tarea. Cierro los ojos. A mi esta simpleza me relaja, curioso. A pesar del dolor de las pinzas al tirar para arrancar. Me gusta. A veces he llegado a quedarme hasta dormida mientras me depilaban. Claro que entonces no era el caso, estaba muy lejos de relajarme en aquel momento. Estaba bien, vamos, de coña. Sentía las manos de María agarrándome la cara, a veces bajaba un poco por el cuello y yo ahí tumbada, de vez en cuando, abriendo los ojos y viendo su cara (al revés) tan concentrada en la labor. En esa postura era inevitable que sus pechos quedaran bastante más a la vista que sus ojos. Los tenía muy cerca de mi cara. Y eran, como toda ella, grandes. Y en aquel momento, inmensos. Buff.. y casi me rozaban la cara. Hablamos. Ella, mientras, arrancándome pelos y yo arrancándole risas (era seria, pero yo haciendo el payaso me llevo la palma). Nos estábamos acercando.. bingo!

Un rato más tarde, ya en mi cama. Mi compañera de cuarto dormida (supongo.. XD). Yo despierta. Y entre mis piernas un zumo de lima-limón increíble. En mi cabeza, una y otra vez.. María, María, María.. repitiendo su nombre un montón de veces. Acordándome de sus manos sobre mi cara. Más zumo.. Dios, qué calentón! Y esas montañas casi-casi sobre mi frente.. me pareció que olían a mandarina.. Su colonia? Su camiseta? O es que le olían así? Más zumo, claro.. "buff.. yo me vuelvo loca esta noche". Me masturbé varias veces, no conseguía calmarme ni siquiera con los primeros orgasmos. Aunque me dejaban agotada, no podía dejar de tocarme. Está claro que me dormí, pero me desperté varias veces y me llevaba la mano a la entrepierna de una manera mecánica. Menuda noche me diste, María.
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